Dulce, como la vida misma.

  Las personas somos comos los caramelos que tiran en las cabalgatas de los reyer; somos lanzados al mundo como un puñado, pero poco a poco nos hacemos valiosos, y hacemos que todo el mundo quiera tenernos. Aveces se pelean por conseguirnos, otras caemos directamente en sus manos, otras veces somos robados de las manos de otra persona, y aveces, simplemente, somos pisados. Pero cuando una persona nos tiene, no saben de que sabor somos, y deciden desenvolvernos, y mirar lo que somos por dentro, y tiran el envoltorio a la basura. Cuando ya nos tienen dentro de su boca, nos disfrutan, se aprovechan de nosotros y desaparecemos de sus vidas. Somos absurdas comparaciones, pero ciertas, muy ciertas.